La palabra «aromaterapia»
proviene del griego aroma, ‘aroma’ y therapeia, ‘atención’, ‘curación’. Es una
técnica que procede de la herbolaria y que utiliza aceites de plantas ultra
concentrados que son llamados aceites esenciales o esencias naturales con la
finalidad de mejorar la salud física.
Desde tiempos inmemoriales, los
aceites esenciales de diferentes plantas han formado parte de las terapias más
usadas. Chinos, egipcios, hindúes, griegos y romanos, utilizaron los aceites
esenciales en la cosmética, en perfumes y en la medicina.
La escuela de Aromaterapia más
antigua nace en la España hispano-árabe en los siglos IX, X y XI. Era la España
en que convivían árabes, judíos y cristianos, por lo que no es atrevido
asegurar que las raíces del arte de la perfumería y de la cosmética en
Europa, están en España, lugar estratégico al que se trasladaron sabios y
estudiosos de toda Europa que entrando por “el camino de Santiago” venían para
aprender de los maestros alquimistas españoles.
Aprincipios del siglo XX, el
químico francés René-Maurice Gattefossé descubrió que el aceite esencial de
lavanda tenía grandes propiedades medicinales sobre las quemaduras cuando
tras un accidente en su laboratorio sufrió una profunda quemadura en su mano.
En la Aromaterapia se utilizan
aceites esenciales, que son una mezcla de sustancias químicas extraídas de las
plantas mediante destilación (flores, hojas, semillas, cortezas, frutos,
hierbas, especias, etc.). Las propias plantas le dan su olor característico y
sus propiedades.
Los aceites esenciales en la aromaterapia son
considerados como un método de curación holístico, que beneficia tanto a la
mente como al cuerpo. Sus aportes para la salud se pueden agrupar
según las utilidades de las plantas y sus aromas.
Si lo que se busca es la
estimulación, vitalidad o recuperar energías, se requerirá de aceites derivados
del alcanfor, el anís, el comino, el limón o el romero. Para las personas que
sufren de trastornos típicos del estrés, como la ansiedad o el insomnio,
se pueden aplicar una serie de fragancias relajantes tales como el cedro, el
ciprés, el jazmín, la manzanilla o el pachuli.
Sus beneficios también pueden
verse reflejados en aspectos más orgánicos, como
la descongestión (eucalipto, hisopo y savia) y la digestión (jengibre,
nuez moscada e hinojo). Con el correr de las sesiones, el paciente notará
cambios concretos en su estilo de
vida. Algunos de esos cambios, dependiendo de los aceites que utilice y
la frecuencia, serán la reducción de la fatiga, control de la sudoración excesiva y sensación de
tranquilidad.
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