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jueves, 5 de octubre de 2017

CURSO DE AROMATERAPIA A DISTANCIA

La palabra «aromaterapia» proviene del griego aroma, ‘aroma’ y therapeia, ‘atención’, ‘curación’. Es una técnica que procede de la herbolaria y que utiliza aceites de plantas ultra concentrados que son llamados aceites esenciales o esencias naturales con la finalidad de mejorar la salud física.
Desde tiempos inmemoriales, los aceites esenciales de diferentes plantas han formado parte de las terapias más usadas. Chinos, egipcios, hindúes, griegos y romanos, utilizaron los aceites esenciales en la cosmética, en perfumes y en la medicina.

La escuela de Aromaterapia más antigua nace en la España hispano-árabe en los siglos IX, X y XI. Era la España en que convivían árabes, judíos y cristianos, por lo que no es atrevido asegurar que las raíces del arte de la perfumería y de la cosmética en Europa, están en España, lugar estratégico al que se trasladaron sabios y estudiosos de toda Europa que entrando por “el camino de Santiago” venían para aprender de los maestros alquimistas españoles.

Aprincipios del siglo XX, el químico francés René-Maurice Gattefossé descubrió que el aceite esencial de lavanda tenía grandes propiedades medicinales sobre las quemaduras cuando tras un accidente en su laboratorio sufrió una profunda quemadura en su mano.
En la Aromaterapia se utilizan aceites esenciales, que son una mezcla de sustancias químicas extraídas de las plantas mediante destilación (flores, hojas, semillas, cortezas, frutos, hierbas, especias, etc.). Las propias plantas le dan su olor característico y sus propiedades.
Los aceites esenciales en la aromaterapia son considerados como un método de curación holístico, que beneficia tanto a la mente como al cuerpo. Sus aportes para la salud se pueden agrupar según las utilidades de las plantas y sus aromas.

Si lo que se busca es la estimulación, vitalidad o recuperar energías, se requerirá de aceites derivados del alcanfor, el anís, el comino, el limón o el romero. Para las personas que sufren de trastornos típicos del estrés, como la ansiedad o el insomnio, se pueden aplicar una serie de fragancias relajantes tales como el cedro, el ciprés, el jazmín, la manzanilla o el pachuli.
Sus beneficios también pueden verse reflejados en aspectos más orgánicos, como la descongestión (eucalipto, hisopo y savia) y la digestión (jengibre, nuez moscada e hinojo). Con el correr de las sesiones, el paciente notará cambios concretos en su estilo de vida. Algunos de esos cambios, dependiendo de los aceites que utilice y la frecuencia, serán la reducción de la fatiga, control de la sudoración excesiva y sensación de tranquilidad.